Despliega tus alas y brilla

En un mundo cambiante, de prisas vertiginosas, revolucionado, sacudido por una pandemia global que hace tambalear los cimientos de nuestra aparente controlada vida y donde el estrés y la desconexión con el Ser nos acorralan día a día, necesitamos con urgencia contactar con nuestra esencia, nuestro corazón y nuestro centro para anclarnos, para encontrar esa paz que tanto anhelamos.

Aparta el miedo, el ruido externo y el quehacer diario y conéctate con la sabiduría perfecta de tu corazón. Él sabe mucho más de lo que tu mente está dispuesta a aceptar, pero la mente lo aparta y le resta credibilidad imponiendo los conocimientos aprendidos, alejándote de la verdadera enseñanza, que nunca viene de fuera, conocimiento aprendido, sino de adentro, sabiduría innata.

Busca espacios de silencio, respira y conecta dentro de tu pecho con tu intuición que sabe todas las respuestas. Suelta el miedo, el control y siente tu valor, nada tiene la suficiente capacidad para hacerte sentir pequeño.

Es nuestra luz, no la oscuridad lo que más nos asusta. Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin límite. Todos y cada uno de nosotros hemos venido con un propósito y es necesario permitirnos brillar. Grita al mundo quién eres, cómo eres, con todo lo que te hace ser tú y llénate de confianza y fe de que todo lo que te propongas lo puedes lograr y que tu aportación y tu presencia son un regalo valioso para los demás.

Cuando seas consciente de tu valor y conectes con la grandeza que brota de tu interior, aprenderás a amar a los demás sin juicios ni reproches, libre de exigencias y presiones, porque el amor es la fuerza más poderosa del universo. Libérate de todo lo que te oprime y crea lazos de unión envueltos con la magia de tu corazón hacia todas las personas y circunstancias que te rodean.

Todo lo que ocurre en el mundo puede ser mejorado por ti. Llena el planeta de lazos de colores por las que transmites tu respeto, tu comprensión y tu ternura, pues tu dulzura es para otros como el caramelo para el niño. Respira, despliega tus alas y embellece con estos colores y sin que la mente intervenga todo lo que te rodea. El mundo necesita tu luz, así que brilla, brilla fuerte.